El León

Camina lentamente,

Mira a su alrededor

Para luego asechar a su presa.

La mira profundamente,

Vivaz, hambriento.

           Acelera sus pasos

          Sin quitarle la mirada,

          Cada vez está más cerca

          Y respira fuerte, y más fuerte

Disfruta sentirse imponente,

Por ello la toma e incrusta sus garras,

Le da una mordida,

En el cuello,

En el muslo,

En la espalda,

Pero él sabe que aún no es momento.

La presa simula defenderse,

En cambio de sus verdaderos sentimientos,

Y no tarda en perderse

               Observando al León,

               Que la desea,

               Sus movimientos,

               A veces raudo,

              A veces lento.

Y pasado el tiempo

Y encendidos sus ojos

Él la devora .

La presa,

Que ya no está en sí misma,

Que es capaz de ver en un segundo

el universo,

Se inunda de un placer

Misterioso

Y no hay dolor

Tan solo el eco

               De un gemido

               De una risa

               De un suspiro

Ambos terminan. 

Se dan un beso.